¡No me creas!
Eso dijo, ¡no me creas! repitió Lars Mientras me rodeaba con sus brazos en algo que yo presumo intentó ser un abrazo, Pero hasta eso le salía mal. Yo no me sentía abrazada, yo me sentía bastante lejos del afecto, me sentía presa, parametrada, profundamente incómoda.
Luego me plantó un beso en los labios que casi fue un mordisco,me dio asco su humedad, me reclamaba insistente una respuesta,me exigía que yo le responda Y repetía: ¡no me creas!
A mí no me pasó desapercibido que poco a poco los días anteriores, nuestro contacto empezó a hacerse pesado, sentí que la espontaneidad de nuestro saludo al encontrarnos y de nuestra despedida al separarnos ya no estaba, que se había perdido la frescura,la naturalidad de nuestra comunicación y se hacía cada vez más forzado todo. La pregunta del millón: ¿qué hice mal?, ¿Qué de todo lo que él decía que le gustaba, qué le ha dejado de gustar?¿Será que ahora ya no le gusta nada?, empecé a excusarme para evitar nuestros encuentros, me ayudó mucho mi conocida migraña, quería que si esto estaba llegando prematuramente a su fin, el fin fuera digno.
después de lo ocurrido, hacerle una escena O simplemente reclamarle, primero me parecía forzado, inadecuado. Estábamos en una reunión y esos comportamientos se hubiera parecido a situaciones que yo he criticado duramente. Por lo demás, me invadía una desesperanza desoladora, una seguridad inquebrantable que tanto escenas como reclamos serían inútiles, nuestra relación estaba desafortunadamente en su sepulcro.
Él, -no sé qué quería-, su conducta más que confundirme me incomodaba, empezó a desplazar sus manos por distintas partes de mi cuerpo, por encima del vestido y presumo que intentando hacerse El travieso por debajo también, usando El escote y las mangas.
Mientras lo hacía... y quizá para distraer la incomodidad que me producía su comportamiento desatinado, me desconecté.
Creo que regresé unas semanas atrás en esa máquina del tiempo que todos tenemos.
En la oficina, yo permanecía callada, interactuaba poco,Y me volqué todo cuanto pude a Las redes sociales, mis reservas de fuerza, me permitieron no traicionar a mis costumbres, de evitar postear mis penas o paltas existenciales, mis publicaciones (según yo), eran las de siempre, política, derecho, ciencia, psicología.
Coincidió no sé si afortunadamente aunque pienso que sí, con que la plomería y las instalaciones eléctricas de mi departamento, afectadas por un incendio en el piso superior, estaban siendo reparadas lo cual me había obligado a refugiarme en otro domicilio hasta que terminen las reparaciones. Me acogieron Gretta y Carmela tías de Harold esposo de mi querida prima Sherry, la primera, Gretta, era viuda, quedó viuda muy joven, su marido era un funcionario de una ONG internacional y trabajaba como médico en el África, murió asesinado. En cambio Carmela, era soltera, una española muy simpática, con la que por supuesto yo tenía mejor comunicación. La verdad era que yo sabía muy poco respecto de la vida y costumbres de mis anfitrionas, apenas supe que ellas solían irse a dormir poco antes de las nueve de la noche y que era muy recomendable que no hubiera ruido que las despertara O que pudiera asustarlas.
En las escasas ocasiones en que era previsible que mi actividad iba a extenderse más allá de esa hora, pagué una habitación de hotel. A las tías, les dije que me quedaría en casa de una amiga.
Ocurrió que mi querida amiga Jeannine había tenido la deferencia de invitarme a la presentación de su libro y a la cena que ella y Henry su esposo ofrecían para Dar la noticia del próximo matrimonio de Rossina sobrina de Jeannine, que era casi como una hermana menor, la distancia en edad era muy poca. Rossina había salido muy lesionada de una relación anterior,que duró aproximadamente entre ocho y nueve años.
Lars también estaba invitado, tanto a la presentación como a la cena. Él y Rossina habían trabajado juntos en una agencia de gobierno varios años atrás, razón por la que Lars conocía a la anterior pareja de Rossina. Luego ella consiguió trabajo en otra ciudad y ellos dos Lars y Rossina se vieron muy poco.
Cumplió, pasó por mi como a las cinco 30 de la tarde a casa de Gretta Y Carmela para ir a la ceremonia de presentación del libro tal y cual habíamos quedado. Durante el trayecto, cruzamos apenas unas palabras, poco antes eso era insólito, pero más o menos dos semanas atrás había empezado a hacerse frecuente.
Cuando llegamos Al centro cultural,después de ayudarme a ingresar, me dijo: "ve avanzando al auditorio, tengo que asegurar el carro", no niego que me sorprendí por la instrucción también atípica,afortunadamente mi bastón blanco de ciego siempre viaja conmigo. Sin embargo, en lugares poco conocidos, experimento cierta dificultad.
Eso… Tampoco solía pasar entre nosotros, procuré no acusar el golpe y empecé a caminar. Como probablemente hubo miradas acosadoras que le reclamaron, él volvió y poniendo su mano derecha sobre mi hombro izquierdo al mismo estilo de cuando uno empuja un carrito de compras en un Mall, caminó conmigo hasta el auditorio Y salió luego sin decir palabra.
La ceremonia empezó, si Lars regresó, yo no me enteré, no regresó en la butaca de al lado donde yo le esperaba.
Esa silla permaneció libre y disponible durante toda la ceremonia.
Cuando la ceremonia terminó, me incorporé y me dispuse a salir, entre la gente, apareció Lars Y en la misma posición del carrito de compras, salimos hacia los estacionamientos.
Mientras nos dirigíamos a casa de Jeannine Y Henry, me hizo algunas preguntas atípicas, que yo preferí contestar con monosílabos, procurando no mostrarme afectada. Mi discapacidad visual y el escaso entrenamiento en expresión corporal, me permiten muy poco control de la expresión de mi rostro. A la gente y especialmente a aquellos que son cercanos, se les hace relativamente fácil leer mi estado de ánimo, pese a mis esfuerzos.
Percibí que a Lars lo inquietaba saber si yo había preguntado por él a alguna persona, O que si alguna persona me había preguntado por él.
Decidí casi A portas de llegar,darle la satisfacción de saber que ni yo había preguntado por él a nadie ni nadie me había preguntado por él a mí. Se lo dije creo yo, lo suficientemente claro como para que no tuviera dudas.
Al llegar, entrando ya en la casa, introduje uno de mis pies en el jardín y casi me voy de bruces, la anfitriona, me recibió muy afectuosamente y me acomodó a una de las mesas para cuatro personas que se habían instalado en toda la casa, la mía estaba bastante cerca a la terraza. Transcurrida más o menos una hora, apareció Lars, acompañado de Rossina que lo mismo que Jeannine, me saludó con mucho afecto. Indicó a Lars que ese era su sitio, refiriéndose al que estaba a mi derecha. Y nos dejó.
Frente a nosotros, una pareja con la que yo ya había cruzado algunas palabras, conversaba en voz baja.
De pronto, Lars con expresión enojada y en tono medio, me increpó: "no te saldrás con la tuya". yo no estaba segura si eso era una alucinación auditiva o realmente él lo estaba diciendo, preferí guardar silencio, pensé que debía entender mejor de qué se trataba. Y no te hagas la tonta, continuó. ¿Qué has hecho, has publicado que vamos a casarnos?, empecé a estresarme, no entendía, como había terminado yo de interlocutora en esta conversación, no lo entendía. ¿Qué pensaste, que soy tan idiota que no iba a darme cuenta?, Siguió elevando un poco más el tono de su voz, llegaron los Mozos y pusieron el primer plato. Yo en voz baja, le contesté: no tengo idea de qué estás hablando, no hice ninguna publicación Y si estás incómodo no te sientas amarrado a tu silla, porque no lo estás, múdate, busca otra mesa y acomódate.
Sentí un golpe con el mango de uno de los cubiertos en mi brazo derecho, no pude evitar acusarlo, y froté mi brazo. Él continuó, si Rossina no me ha invitado a su mesa como siempre ha hecho, es por ti. —Lo lamento, le dije.
Lo siguiente que sentí fue un codazo, lo mismo, no pude evitar acusarlo Y froté mi costado derecho para mitigar el dolor. —Si tú no quieres irte le dije, puedo irme yo, entonces me levanté de mi silla, Él tiró de mi brazo derecho y me obligó a sentarme con brusquedad. Ella me está evitando, por no hacerte daño a ti, siguió farfullando. Si supiera que ahora, ni si quiera te tengo pena, porque eso es lo que yo tenía, pena de ti. ¿te sorprende?, ¿Qué pensaste que me gustabas?, seguro nunca pasó por tu cabeza, que un hombre como yo, no podría ver en ti más que... Se detuvo, la razón no puedo intuirla. Los Mozos pusieron las copas, y el maestro de ceremonias tomó el micrófono para saludar a los presentes.
Muy bienvenidos todos,dijo, yo dejé de escuchar las palabras, una enorme tristeza me imvadía, me volví a desconectar. No sé cuanto tiempo hubo transcurrido, pero los aplausos no sé exactamente a quién o para quién, me reconectaron nuevamente. La mano de Lars tocaba mi brazo derecho insistentemente como pasándome la voz, y es que me estaba haciendo según él, por tercera o cuarta vez una pregunta: ¿Rossina tiene un hermano?, —preguntó, tuvo, contesté,¿falleció? Siguió preguntando, sí, respondí. ¿Alguien de la familia ha venido?, ¿Sabes?, sí, —le dije, mucha gente, la mayoría de los presentes son parientes. No, me replicó, me refiero a alguien muy cercano, Como para estar sentado a la mesa con Jeannine. Yo, hice un silencio breve, pensando, si era posible, que él, tan agudo para otras cosas, no se hubiera dado cuenta que ese invitado,era precisamente el prometido de Rossina, en buen cristiano la razón por la cual él había sido desplazado.
—Probablemente, lo sabremos en unos minutos, —le dije, ten paciencia.
Mi amiga Jeannine tomó el micrófono y muy emocionada, compartió la noticia. Siguieron de inmediato, las palabras del novio, las de Rossina, Y luego, invitados que espontáneamente tomaban el micrófono para dar su Buon Auguri A la pareja.
La tristeza de antes, no se había ido de mí. Yo traté de encontrarle explicaciones,no le había propuesto a Lars que viniéramos juntos, es más, ni si quiera se lo había pedido. Pienso, que jamás le obligué A estar conmigo, ¿qué pasó? En eso, mi amiga Jeannine se acercó a mi mesa con el micrófono, diciendo: Leyla querida, queremos escuchar lo que nos tienes que decir, habla por favor.
Yo me quedé perpleja, sentí vértigo como cuando en ocasiones he subido a la montaña rusa, hice un silencio, y luego hablé: querida Rossina, A varios de los que te conocemos,nos has maravillado con tu arte y tu sensibilidad para cultivar hermosos viveros, tienes la especial capacidad de hacer crecer aquello que germina, fortalecerlo y embellecerlo para luego compartirlo, estoy segura, que harás lo mismo con esta nueva etapa de tu vida para Alegría tuya, de tu familia y de todos tus amigos.
Recuerdo que cuando volví a conectarme, había tomado la palabra el señor Jeoffrey, cuñado de Jeannine, el timbre de su voz me sobresaltó por el enorme parecido que tenía con la de mi vecino Marcel Le Blank.
Lo que yo misma dije, lo supe mucho después a propósito de un vídeo de la reunión que vimos en casa de Jeannine varios meses más tarde.
En el vídeo, yo termino de hablar Y me quedo como suspendida en el aire, luego, se acercan varias personas, que me saludan y me felicitan por mis palabras,todo eso, era una enorme laguna que yo no recordaba.
Él,trataba de revolverme el cabello, recuerdo que le dije está bien, no te creo pero no me desordenes el cabello. Recuerdo también, que yo escuchaba su voz, pero era como si él hablara en otro idioma que yo no comprendía, Y luego… Otra gran laguna.
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